Herida
foto: Irene Pakhomoff
Cuando el alma está herida, el corazón
nos duele como si una fina aguja nos
atravesara, un dolor sutil, lleno de ra-
mificaciones, un dolor que se palpa,
que envuelve, que se ramifica...un dolor
que sólo nosotros podemos disolver, cuando
nos deja el alma...
Teresa
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