jueves, 20 de agosto de 2009

El dolor y el sufrimiento


Robert Minnick

¡¡¡Cuanto hay que aprender si queremos
ayudar a los demás!!!


Teresa

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Quien no ha tenido en la vida una pena de amor.
Ese sufrimiento no deseado pero en definitiva
normal cuando existen afectos entrañables.

Las penas de Amor existen porque el amor existe.
Quien las tiene es alguien que ha podido sentir
el amor de alguna manera.
Es darle al sentir el
espacio y el respeto que se merece. Es afirmar
que el sufrimiento no es patrimonio de masoquistas,
de tontos, de fracasados y de enfermos.


LA GENTE SANA SUFRE POR AMOR.

Es probable que muchos sean saludables
justamente por tener el coraje de asumir algunos
riesgos que el amor exige.
Sin embargo la cultura
light que vivimos hoy, da como valor principal
evitar el dolor a como de lugar.
Estamos llenos
de anestesias psicológicas y espirituales, nuestra
cultura es la del no sentir. “Estoy sufriendo” me
tomo una pastilla, me pasa algo grave me voy
al shoping a comprar. “Como, tomo, para olvidar
mis penas”. “Un clavo saca otro clavo”, y me
lanzo a vivir la vida de manera que olvide a ese
ser que tanto dolor me produce.
El Tabú del
sufrimiento
Para muchas personas el sufrir es
como un tabú., el dolor es un tema tabú.
Es muy
bien visto aquel que tiene el corazón de piedra,
“que no le entran balas” esto es como si tuviera
un chaleco, una coraza, un condón en el alma, es
como si fuera la peste pudiendo producir contagio.
Incluso en las deformaciones profesionales
determinan como patológicas muchísimas
vivencias que son normales.
Esta gran pena, nos
puede traer dolor, decaimiento, tristeza, rabia,
venganza y muchas formas de amor mal
correspondido, engaño, amor quebrado.
Por ejemplo un amor mentiroso, que luego se
transformó en abandono. Pena por amar a quien
está con otro u otra, se transforma en un amor
ausente que desgarra el corazón.
Frente a los
dolores del corazón es factible que surja un
poema, un llanto desolado al escuchar una
canción que toca la fibra más profunda del
pesar.
¿Que es el pesar? simplemente un
peso en el pecho el cual me está presionando.
Todos tratan de prestar ayuda. Algún amigo
bien intencionado pretende evitar el llanto
o el dolor. Difícilmente un diagnóstico ayude
a sacar ese profundo dolor. Lo único que
necesita es poder expresar en lágrimas
abundantes y lamentaciones que surgen de
las entrañas del alma herida.
¿Que hacemos
frente al dolor? los que observamos a los
que sufren nos espantamos, nos da miedo
que sea contagioso y huimos despavoridos
frente a las lágrimas ajenas.
En todos los
tiempos han existido y seguirán existiendo
las penas de amor. Cuanto más las neguemos,
cuanto más las tratemos de tapar peor va a
ser.
Cuando la pena de amor se encuentra en
el paroxismo del dolor en su punto máximo,
solo en esos momentos necesitamos verdadera
solidaridad. No queremos consuelos, no
queremos consejos valiosos, solo queremos
vivir la pena, vivir el dolor, llorar, expresar los
sentimientos que nos presionan sin ningún pudor.
Con los ojos hinchados, miles de pañuelos
usados solo queremos eso, llorar en compañía
¿Porque nos asusta tanto el llanto? Este nos
evitará muchos antidepresivos.
La única
manera de curar las penas de amor es
viviéndolas a concho desde lo más profundo
de nuestro ser. Atreverse a vivirla abiertamente
sin necesidad de acudir a ningún bastón.
Esto nos llevará a un fortalecimiento, a un
crecimiento interior, a comprender que hay
instantes en la vida que nos obliga a una
transformación, a darnos cuenta que somos
vulnerables, que tenemos sentimientos, que
la vida nos duele y que estamos vivos. Esto
es un signo de que siento, de que respiro,
que me conmociono, y en ese momento el
cuerpo emocional y mental pone en movimiento
todo su potencial inmunológico para fortalecer
su sistema…
Somos toda emoción, sentimos
que nos duele el corazón, que nos sangra el
corazón, si bien esto es una sensación, esta
es tan real como si tuviéramos en el físico

una herida abierta.
Es menos el daño en dejar
fluir nuestras emociones que las consecuencias
de haberlas evadido o guardado en nuestro interior.
Las emociones están para ser sentidas dice
Psi. Eduardo Grecco. Sino estas quedan guardadas
en el subconsciente, en nuestro campo energético
presionando por salir a través de síntomas físicos.
Pero al llorar esta pena de amor, lloro todas mis
antiguas pérdidas no elaboradas.
A aprovecha
y llora pues el llanto limpia, cicatriza, desinfecta,
depura y moviliza muchas estructuras obsoletas
del sentir, del pensar, del actuar.
Evitemos amputar
esa pena, no la tratemos como enferma por el

hecho de sufrir por amor. Es un dolor que necesita
ser atendido, entendido, sentido. Dicen por ahí que
el mejor método de atenuar la pena es
magnificándola; debemos aprender a transitarla
en plenitud porque sino estamos condenados a
repetirlo hasta que aprendamos el sentido de la
misma.
La función de las esencias florales es
mostrarle otros soportes posibles y a ayudar a

vislumbrar su lección.
Con esto no queremos
hacer una apología de que “sufra y sea feliz”
sino solo proponer salir de la estructura del placer
que sanciona al dolor como culpable de todo,
sin un mínimo de respeto para el que sufre y
padece su pena de amor.
El Miedo a sufrir
empobrece el alma y termina siendo peor que
el propio dolor llevándonos a dolencias físicas,
emocionales y mentales.
Todos los hombres
tienen una noción aunque sea rudimentaria
sobre que es el amor. Esta vivencia de amor
es sumamente importante para la persona
pues esta la va a guiar a través de lo largo
de la vida.
Conéctese con el amor dentro de
usted no solo en el plano intelectual sino
emocional, vivencial. Este dialogo es muy
saludable.
Bendecir (bien-decir) lo que uno
ha vivido es contarse a si mismo lo ocurrido
de forma que sea una experiencia nutritiva,
sin poner demasiado lo”inteligente” solo dejar
fluir los sentimientos.
La función del acompañar
es realmente sagrada.
Acompañar al que sufre
nos hace humanizarnos más, nos enseña a
perder el miedo, y a conocer más acerca de
nuestro propio dolor.
La sobriedad, es
indispensable a la hora de acompañar.
La intuición será un gran aliado a la hora de
ayudar. Esta nos ayudará a encontrar las
palabras exactas, sabias, comprensivas.
Los movimientos, los silencios, son necesarios.
Alcanzar un pañuelo, abrazar sin sofocar
la emoción, acariciar o simplemente estar.
No podemos imaginar la importancia del
llorar en compañía, hace que la pena no sea
desolada.
El que sufre no necesita la caridad
del otro, del consuelo caritativo, esto es
una falta de respeto y en el fondo una forma
de agresión. A veces el que sufre se siente
maltratado por el que dice querer ayudar.

Los humanos somos más fuertes de lo que
pensamos y por eso no debemos asustarnos
cuando alguien sufre y llora.

NO SE MUERE DE AMOR.

Pero si se puede morir por lo que uno hace
con su pena.
El llanto y la expresión genuina
de las emociones no dañan.
El que acompaña
es un autentico apoyo, para que el que sufre
la pena pueda abandonarse a su emoción y
así retornar luego a la normalidad.
No hablar
acerca de lo que siente sino desde donde siento.


LA PENA DE AMOR CON AMOR SE ALIVIA.


El dolor puede ser un verdugo o un maestro
depende de nosotros.


Teresa Espinoza

3 comentarios:

  1. Quien no ha sufrido por amor es que no lo ha vivido. Me rio de los que van de "fuertes", sobretodo esos que van de flor en flor, "encontrando" cada dos semanas el amor de su vida, que luego olvidan en dos días.
    El sufrimiento es necesario para superar las pérdidas. No hay que tener miedo de llorar, ni de añorar. Todo pasa, el tiempo cura. Lo que no hace sentir nada, es que nada es, en definitiva.

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  2. Siempre hay alguien que es capaz de escucharnos y sostenernos mientras lloramos sin pretender aconsejarnos ni impedirlo.

    Y cuando eso no es así, se llama a quien crees que podrá seguir la siguiente instrucción: "Hoy no necesito que me digas nada, solo que me sostengas y me entiendas mientras lloro"

    Un abrazo apretao apretao

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  3. Es cierto, no hay que tener miedo de llorar pan, golón, muy cierto lo de que, a veces, solo se necesita que te escuchen.

    Besazos

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