domingo, 18 de octubre de 2009

El objeto


Foto: Dora Maar

Lo prometido es deuda, asi que ahí va:

Ya no sabía donde buscar, la pieza
cayó de sus manos y empezó a rodar
por la acera, la gente ni se dió cuenta,
pero Ignacio no se podia creer lo que
estaba pasando.
Corrió tras ella como
un chaval de 15
años, pero sus piernas ya no respondian,
se cruzaba con los peatones como
llevado por el diablo y más de uno le
infirió algún que otro improperio.
Le pareció que salía un brillo de una
especie de de agujero a unos pasos
de él, no se lo pensó dos veces y se
agachó para investigar en su interior

-tal vez la luz venga de alli-se dijo.

Con la cabeza metida en el agujero
y el traje lleno de polvo, sintió que
su mano tocaba un objeto suave y
frio, ¡¡¡ya lo tenía!!!, al ir a alzarlo,
la espalda dió un crujido...
¡¡¡Dios, no puedo levantarme!!!...

Teresa

5 comentarios:

  1. Jajaja Teresa, y es que la edad no perdona.
    Me quedo con la ilusión de ese hombre por haber encontrado lo que con tanto ahinco buscó y que por un pequeño error dejó perder de nuevo, porque no quiero pensar que fuera avaricia.

    Un beso, escritora.

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  2. No era avaricia Carmen...

    Esperemos que pueda levantarse...es que como tu dices, la edad no perdona.

    Un abrazo

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  3. Tal vez fuese una pieza con un importante valor personal, con nostalgia.

    Un contratiempo, lo de la espalda.

    Para cuándo el próximo capítulo?

    Un abrazo.

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  4. Flautista: todo llegará.

    Era mas que un recuerdo con nostalgía...

    Besitos

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  5. Pobre Ignacio. Me parece que este pequeño inconveniente no le va a quitar de hacer otras cosas en el futuro ¡a mí no me quitarían!

    Besazos "escribidora"

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