domingo, 11 de octubre de 2009

Juicios ajenos


Imagen: Jonh Crosley

Si yo tengo tan claro esto ...

¿Por qué la mayoría de la gente no lo recuerda? ¿Por qué se opina cuando
no se ha pedido? ¿Por qué las conversaciones no se limitan a cambio de
pareceres y se va más allá de eso sentando cátedras y juicios? ¿Por qué
cuando se opina no se hace de forma dulce y recordando que, siempre,
falta información?

¿Por qué esa tendencia a emitir juicios a la primera de cambio? ¿Por qué
esa tendencia a decir a los demás lo que deberían hacer o a repasar,
por sistema, la vida de los demás? ... yo no me considero quien para
hablarle a nadie sobre su propia vida ni para hacer repasos de vidas ajenas
(bastante tengo con la mía jajaja).

Hay veces que el silencio es la mejor forma de escuchar, de abrazar, de
acompañar y de estar. Hay veces que basta con escuchar. Hay veces que
las conversaciones van más allá de lo nunca pensado pero para eso ...
hace falta saber escuchar y no querer arreglar la vida de nadie (luego hay
quejas porque no contamos)

Creerse en posesión de la verdad sobre las realidades ajenas ¿no es
soberbia?. Juzgar ¿no es pobre? ...

No sé ... igual la soberbia soy yo que no soy capaz de darle la misma
importancia a la opinión de todo el mundo... igual la soberbia soy yo que
sólo pido opiniones a personas contadas ... igual la soberbia soy yo por
no estar preparada para los juicios ajenos ... igual soy yo la equivocada ...

En cualquier caso, como de todo se saca un aprendizaje ... cuando algo
me molesta de verdad (cada vez menos cosas) cuando una opinión ajena
me rasca tanto como para alterarme ... ahí siempre tengo un filón para
investigar sobre mí misma porque siempre puedo descubrir una debilidad
propia ... si no ... no me jodería lo que escucho.

Fuente Mencia

4 comentarios:

  1. Dicen que el gran pecado es la envidia...yo pienso que no...es nuestro eterno vicio de juzgar!!

    Besos

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  2. Pues porque muy pocas personas, Teresa, saben escuchar.
    En el mejor de los casos "oyen" las palabras de la otra persona y su diálogo interior para ver qué contestan y lazan sus opiniones sin ni siquiera pensar el efecto que pueden causar en la otra persona.

    Los consejos y los juicios son grátis, de ahí que abunden.

    Un abrazo.

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  3. La vida me ha enseñado a saber escuchar. Y en esa acción, saber entender al que me habla.

    Y eso de juzgar, es tan complicado, que prefiero no hacerlo. Cada cual tendrá sus motivos para realizar sus acciones.

    Un abrazo.

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  4. APrender a escuchar y a no juzgar nos hace mas tolerantes.

    Besitos

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La riqueza está en la variedad de opiniones