Ilustración:Dynamic Graphics |
No cuestionar
Se cuenta que en medio del patio de un cuartel militar situado junto a un pueblecito cuyo nombre no recuerdo, había un banco de madera. Era un banco sencillo, humilde y blanco.
Junto a ese banco, las veinticuatro horas del día, los soldados se alternaban en una guardia constante, noche y día. Nadie sabía por qué. Pero lo cierto es que la guardia se hacía. Se hacía noche y día, todas las noches, todos los días, y de generación en generación, todos los oficiales transmitían la orden y los soldados la obedecían.
Nadie dudó nunca, nadie preguntó nunca: la tradición es algo sagrado que no se cuestiona ni se ataca: se acata. Si así se había hecho siempre, por algo sería. Así se hacía, siempre se había hecho y así se haría.
Y así siguió haciéndose hasta que un día alguien, no se sabe bien quién, quizás un general o un coronel curioso, quiso ver la orden original. Hizo falta revolver a fondo los archivos. Y después de mucho hurgar se encontró: ¡Hacía 31 años, 2 meses y cuatro días que un oficial había mandado montar guardia junto al banco, que estaba recién pintado, para que a nadie se le ocurriera sentarse sobre la pintura fresca!
Anónimo
Creo que la pintura ya secó jajaja..
ResponderEliminarMuy a menudo ocurren estas cosas de no cuestionarse nada.
Abrazos saludos afectuosos y buen finde!
¡Buenísimo Teresa! :) Y la verdad es que nosotros estamos llenos de costumbres que si llegáramos a su origen quizá nos sorprenderíamos o nos reiríamos.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Brisas y besos.
Malena
Me ha encantado la historia y su moraleja.
ResponderEliminarCuando leía el relato me ha venido a la mente muchas de las salvajes fiestas de esta tierra nuestra. No se cuestionan, son tradición. ¡Qué pena!
Considero tan interesante averiguar el por qué de lo que hacemos.
Un beso y buen finde
ya habrá alguno que le saque ventaja a la tontería, no sé, por ejemplo...donde se ha hecho guardia y de tanto pisar no han crecido malas hierbas
ResponderEliminares buena la historia
besos
Por todas partes, no cuestionamos apenas nada. Es como la historia de las patitas del cochinillo atadas:
ResponderEliminar-Mama, ¿por que atas al cochinillo las patas para asarlo?
-Porque la abuela lo hacia asi, y asi es la receta.
-Abuela ¿por que atas al cochinillo las patas para asarlo?
-Porque mi madre, tu bisabuela, lo hacia asi, y asi es la receta
-Bisabuela ¿por que atas al cochinillo las patas para asarlo?
-Porque mi madre, tu tatarabuela, lo hacia asi
-Ya ¿pero por que se hace asi?
-Porque tu tatarabuela tenia un horno muy pequeño y no le cabia el cochinillo estirado. Por eso le ataban las patas.
¡Besos hada!
Antonio
ResponderEliminarMás veces de las necesarias, somos borreguillos...
Un abrazo
Nacida en África
ResponderEliminarSi Malena, recuerdo en mi trabajo, que mas de una vez cuestioné normas que nadie sabía porqué se usaban,,,
Besos
Carmen
ResponderEliminarTendriamos que cuestionarnos siempre las cosa que no entendemos...
Un abrazo guapa
Carmen
ResponderEliminarEl que saca provecho aún tiene excusa jajajaj
Un abrazo
Tita
ResponderEliminarJajajajajaaj, pues eso, que somos una manada de borricos...
Besazos mi niña